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Estudiantes y docentes de la UCSAR emigran en busca de mejores oportunidades de vida


Imagen de referencia.

La mayoría de los venezolanos que deciden irse manifiestan no querer volver a su país.


Líneas amarillas, azules, naranjas y negras que forman una perfecta obra de arte policromática diseñada por el gran Carlos Cruz-Diez y que adorna a las instalaciones de aquel lugar que parece ser el punto de desencuentro de muchos; madres desgarradas con lágrimas en los ojos, padres que se aferran a la idea de que todo sea por un bien, ven a su primogénito partir hacia un lugar desconocido pero donde posiblemente tendrá un futuro mejor que aquí, su tierra, Venezuela.


Sin duda alguna, el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, localizado en Maiquetía, estado Vargas se ha convertido en la peor pesadilla para algunas familias venezolanas. A diario se ven escenas dolorosas en las que padres e hijos se separan, amistades que se van en busca de mejores condiciones de vida y que probablemente nunca vuelvan a su país natal, y es que en Venezuela está ocurriendo un fenómeno jamás antes visto, una gran cantidad de personas emigran a tierras foráneas para buscar lo que no pueden tener en su propio país.


Venezuela es un país de inmigración, no de emigración. Los venezolanos son el resultado de mezclas de culturas como la española, portuguesa, italiana, alemana, entre otras, que llegaron en busca de mejores oportunidades para sus familias. En esta hermosa tierra el simple hecho de pensar en irse del país es preocupante.


Según estudios realizados por el sociólogo Iván de La Vega, profesor de la Universidad Simón Bolívar (USB), aproximadamente 1.6 millones de venezolanos han abandonado al país. En una entrevista realizada por el diario El Universal al reconocido catedrático en el año 2014 indicó que: “La calidad profesional del venezolano que está emigrando se está convirtiendo en un problema que va a impactar de manera negativa al país en los próximos 10 ó 15 años”. Es una realidad que ya se está sintiendo, incluyendo a la Universidad Católica Santa Rosa (UCSAR), en la que algunos profesores y alumnos han desertado de la institución para emigrar.


Fuga de cerebros


En los últimos años es más notorio el déficit de profesores en las universidades del país. En la UCSAR no es diferente. Muchas cátedras se han quedado sin docentes porque decidieron irse debido a la poca oportunidad que tienen de desarrollarse laboralmente en Venezuela. El profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Tomás Páez, en una entrevista que ofreció al periódico estadounidense El Nuevo Herald manifestó que: “Cada vez más en la emigración más reciente, aparecen el tema de la imposibilidad de desarrollarse económicamente como persona, porque aún trabajando, es muy difícil y se necesitan muchos años con salarios mínimos para poder comprar un apartamento o poder comprar un vehículo”.


Venezuela está pasando por la peor de las crisis económicas y sociales de toda la historia. Si bien, la emigración comenzó luego del estallido social conocido como “El Caracazo” en el año 1989, esta se ha agudizado en la actualidad por la falta de oportunidades, el desempleo, el desabastecimiento por la falta de producción, la inseguridad que azota a todos sin distinción, la falta de políticas que fomenten la inversión privada y extranjera y la inflación que se devora los sueldos de los venezolanos. Estos son algunos de los motivos que hacen que decidan dejar todo.


En la entrevista realizada a Iván de La Vega publicada en El Universal, indicó que el 4% de la población que ha emigrado poseen estudios superiores culminados. “(…) 90% de la emigración son graduados universitarios, 40% tiene maestría y 12% tiene doctorado”. Es un golpe duro porque el país se está quedando sin profesionales que podrían ayudar al desarrollo de la nación.


Los venezolanos son muy cotizados en los países receptores, ya que reciben en su mayoría a profesionales que fueron formados en Venezuela y por lo tanto el Estado se ahorra una gran cantidad de dinero en lo relacionado a educación


Expatriados


Orián Jaramillo, ex profesor de diversas cátedras de la Universidad Católica Santa Rosa (UCSAR), es uno de esos profesionales que decidió dejar todo atrás y aventurarse a irse a un país en el cual debe comenzar de cero. Él ahora reside en Montevideo, Uruguay. Es Licenciado en Comunicación Social egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y Diseñador Gráfico graduado del Instituto Eastman, además es bilingüe, posee una maestría en Comunicación Social (UCV) y es locutor certificado. Comentó que uno de los principales motivos para dejar a Venezuela es “por el profundo daño moral y social que hay en Venezuela, un país que lo que hace es sacar y valorar lo peor de si, daños que van más allá de lo económico y que llevará décadas reparar”.


Para el Comunicador Social, Uruguay es “un país, aunque latinoamericano, de corte europeo, con estado de derecho y organización (…) Aquí se vive. Venezuela es territorio hostil para cualquiera que quiera llevar una vida medianamente decente”


En cuanto a si estaría dispuesto a regresar a Venezuela, el ex docente de la UCSAR sostuvo que no lo haría. “Jamás. Venezuela y mucha de su gente es caso perdido para por lo menos un lapso de 40 a 50 años. No vale la pena. Es un país que literalmente me botó por mucho que quise mantener la fe. Lo mejor que puede hacer cualquier persona de bien que quede en ese territorio es buscar nuevas fronteras. (…) Emigrar y esperar que pase el caos y en tal caso asomarse cuando el único remanente sea cenizas, pero para eso aún falta tanto tiempo que es mejor pensar que en esta vida no sucederá”, agregó.


No solo los profesores han abandonado las instalaciones de la UCSAR, algunos alumnos lo han hecho también. Es el caso de Brian Hidalgo, ex estudiante de Comunicación Social de la UCSAR y que ahora reside en Buenos Aires, Argentina. Con tan solo 21 años de edad se arriesgó a irse de Venezuela sin haber culminado sus estudios con el propósito de terminarlos en su nuevo lugar de residencia. “Actualmente trabajo en un call center de la agencia de viajes en línea Despegar.com y comenzaré a estudiar en la Universidad de Buenos Aires (UBA) para finalizar mis estudios”, manifestó. Brian es uno de los jóvenes que han dejado el país para buscar mejores condiciones de vida que en Venezuela no puede tener. A pesar de los problemas que atraviesa Argentina, es uno de los mejores destinos para todos los que quieran emigrar para estudiar, puesto que la educación es un derecho gratuito para todos y la calidad es alta, además el proceso se facilita porque tanto Venezuela como Argentina pertenecen al MERCOSUR.


Ruth Rodríguez, es Profesora mención Lengua Castellana y Literatura con especialización en Planificación y Evaluación, Técnico Superior Universitario (TSU) en Administración Industrial y Chef de Cocina. Esta ex profesora de las cátedras de Taller de Redacción I y II y de Expresión Oral II de la UCSAR, es otra de las profesionales que desea irse del país. Ella aún se encuentra realizando los trámites para poder emigrar legalmente a Ecuador, país que eligió para vivir con su pequeño hijo. Ella es una mujer luchadora, madre soltera y que con esfuerzo y mucha constancia ha trabajado muy fuerte para poder alcanzar su sueño de brindarle a su familia una mejor vida en tierras extranjeras.


Para ella ha sido difícil el proceso de emigrar, ya que recientemente fue víctima de una estafa en la compra de unos boletos aéreos. Este es otro de los problemas a los que se enfrentan los venezolanos que desean irse del país. Existen personas sin escrúpulos que se aprovechan de las necesidades de su prójimo.


“Si mi destino es irme, las cosas fluirán positivamente tarde o temprano (…) Es lamentable que personas valiosas y con mucho talento tengan que irse a tierras lejanas a trabajar y progresar, aportando a otros países lo que deberían dar al suyo, pero es una realidad latente que los profesionales en nuestro país no son reconocidos ni valorados, porque no es conveniente para sus dirigentes una sociedad que se forme, con criterio propio que pretenda transformar; sino una población que solo obedezca y repita, generen números y no resultados, se quejen de lo que hay y no hagan propuestas”, añadió la docente.


Por otra parte, José Zambrano, estudiante del noveno trimestre de Comunicación Social en la UCSAR, comentó que entre sus planes está emigrar de Venezuela una vez que culmine sus estudios universitarios. “Actualmente estoy realizando todo el papeleo necesario para poder irme legalmente. Terminaré mis estudios superiores aquí en mi país pero una vez que reciba mi título me iré definitivamente”. Este joven decidió emigrar a Santiago de Chile. “Deseo irme porque cada vez que me despierto siento que no tengo futuro y que estudio para nada porque no puedo aspirar a cosas tan elementales en la vida como una casa o brindarle una vida decente a mi futura familia. El sueldo alcanza para comprar comida para dos semanas y si es que se consigue lo que buscamos”, agregó Zambrano.


Confesó también que su mayor temor es la inseguridad. Los índices de criminalidad en el país han aumentado a tal punto que nadie se siente seguro. “Hoy salimos de la casa, pero no sabemos si regresaremos”, confesó.


A pesar de que las cifras de venezolanos profesionales que se van del país son alarmantes, al gobierno venezolano parece no importarle, porque en vez de brindarle más oportunidades a sus ciudadanos, los motivan a dejar el país. La inestabilidad social y económica que se vive se agudiza cada vez más y parece que no va a terminar en un corto plazo. El futuro es incierto pero lo que sí se sabe es que muchos de estos profesionales que se están yendo, están dejando de contribuir al desarrollo del país que tanto lo necesita en estos momentos y en muchos casos, lamentablemente, esas personas han manifestado no querer volver jamás a su tierra natal.

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