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Estudiantes preocupados por la calidad de la Educación Superior venezolana


Imagen de referencia. / Universidad Católica Santa Rosa


Ante la falta de profesores universitarios con experiencia las autoridades de las distintas casas de estudios optan por contratar a profesionales recién graduados.

“Agradece que por lo menos tienes profesor”. Esa fue la respuesta que obtuvo la estudiante universitaria Ana Valero cuando acudió a la Escuela de Comunicación Social de su casa de estudios para quejarse de las múltiples faltas a clases que tenía un profesor y de su manera de evaluar, ya que todo se hacía a través del correo electrónico. Así como Ana, muchos estudiantes de distintas instituciones de educación superior suelen ver con impotencia cómo la calidad de la enseñanza que se les imparte se ve afectada por la poca ética profesional que tienen algunos profesores.


Los educadores, que muchas veces escudados tras la premisa de que el sueldo que se les asigna mensualmente no les alcanza para cubrir sus necesidades básicas, prefieren acudir al aula de clases para asignar cuatro trabajos que serán las evaluaciones que tendrán a lo largo del semestre y que asistan un día en específico para la entrega de las notas finales.


Para Valero, quien estudia décimo trimestre de Comunicación Social en la Universidad Católica Santa Rosa (UCSAR), la calidad de los profesores es muy importante e indispensable para su formación académica, así que siempre ha hecho lo posible por inscribir las materias con educadores recomendados por otros estudiantes más avanzados. “Durante los primeros periodos de la carrera era mucho más sencillo evitar a los profesores piratas, sin embargo, con el pasar de los trimestres, muchos docentes se retiraron o perdieron el interés en dar clases. Al entrar en mención (noveno trimestre), fue imposible escogerlos al momento de inscribirse, ya que era una sección única, por lo que tuve pésimos educadores”, afirmó.


La otra cara de la moneda


No todos los docentes han perdido las ganas de enseñar. Existen profesionales que aún se esmeran por brindarles a los jóvenes una educación integral para que en el futuro contribuyan a mejorar la situación del país. Lastimosamente, en Venezuela se vive un fenómeno nunca antes visto y que afecta a la academia, se trata de la fuga de talentos.


La situación que se vive en Venezuela es crítica debido a la inseguridad, la escasez de productos de la canasta básica y una inflación que pulveriza el salario de los docentes. Según el Banco Central de Venezuela la inflación anualizada en el año 2015 (desde el mes de septiembre de 2014 a septiembre de 2015) se situó en 141,5%. El sueldo diario promedio de un profesor está entre los Bs. 100-500 la hora, dependiendo del escalafón al que pertenezca y la cantidad de horas que dedique a su trabajo, lo que se traduce a que el salario mensual no le alcance para adquirir la Canasta Básica Familiar, la cual en el mes de febrero de 2016 se ubicaba en Bs. 121.975,4, según datos del Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores (Cenda).


Todos estos factores han hecho que algunos profesores tomen la decisión de emigrar del país para poder tener una mejor calidad de vida. Los pocos docentes que decidieron quedarse para luchar desde las aulas para mejorar la situación de Venezuela no se dan abasto para atender al creciente número de estudiantes universitarios que entran a las universidades.


“Algunos profesores han decidido retirarse, se van para el exterior y empiezan a ganar en dólares; otros se van para empresas privadas, piden trabajar a tiempo parcial”, comentó Víctor Márquez, presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela en una entrevista realizada por el periodista Jorge Rueda para el diario 2001.


En dicha entrevista, Márquez también agregó que más de 700 profesores de la UCV han emigrado desde el año 2011; según cifras de las cinco principales universidades públicas venezolanas, aproximadamente 1.600 profesores han renunciado a sus cátedras en los últimos cuatro años.


Esto ha ocasionado que las autoridades de las casas de estudio deban integrar a sus nóminas a profesionales recién graduados que no tienen la experiencia o capacidad para impartir clases en el sector de la Educación Superior, trayendo como consecuencia que la educación decaiga.


Infografía: Comparación de sueldos de docentes universitarios y países favoritos para emigrar


Solo falta la “pata de palo y el loro”


Los llamados “profesores piratas”, como los denominan los estudiantes, son aquellos que carecen de pedagogía y ética profesional, no planifican los contenidos que deben impartir a sus estudiantes lo que trae como consecuencia que no se cumpla el objetivo final de la materia el cual es que el alumno adquiera los conocimientos necesarios para defenderse profesionalmente en el área relacionada con la cátedra.


Yosmerlyn Zambrano, estudiante del Instituto Universitario de Gerencia y Tecnología (IUGT) manifestó que la calidad de la educación en dicha institución era regular. “La mayoría de los profesores no enseñan bien el contenido de las materias (…) No digo que todos sean piratas, algunos pocos tienen vocación y les gusta enseñar (…) En muchas ocasiones fui a Control de Estudios para quejarme del maltrato y la arbitrariedad de los profesores pero simplemente me ignoraron”.


Por otra parte, Magaly Angulo, estudiante de Nutrición y Dietética de la Universidad Central de Venezuela destacó que no ha sentido que existan profesores piratas en su escuela. “Hay algunos profesores que van a clases y por momentos hablan un poco de su vida desviándose del tema de la clase, pero retoman el contenido de nuevo y todo sigue normal, explican muy bien”, agregó.


No siempre el culpable de que la calidad de la educación sea inferior a la esperada es el profesor, hay alumnos que por buscar la facilidad fomentan esta práctica en las instituciones universitarias.


La estudiante de Odontología de la Universidad Central de Venezuela, Carmen Zambrano, manifestó que durante el primer año de su carrera tuvo la mala experiencia de tener una profesora que no estaba preparada para dar la cátedra por lo que ella y sus compañeros se vieron afectados. “Sentía que había un vacío de información, sabíamos que lo que decía no era así gracias a que investigábamos por nuestra cuenta, aún así, al estar dentro del aula de clases nos sentíamos impotentes porque no sabíamos cómo decirle que lo que decía estaba mal, ella era la única que tenía la razón”, explicó.


Carmen no solo tuvo problemas durante el primer año, estando más avanzada en la carrera, en las clínicas (en dicha cátedra deben atender casos odontológicos en pacientes), también hay profesores piratas, es más grave porque se trabaja con la salud de las personas. “Hacíamos los trabajos y sabíamos que algunas partes nos quedaban mal, pero como el profesor no lo veía, lo dejábamos así. El problema también está en el estudiante que se deja llevar por la facilidad y quiere salir rápido de todo. A esto se le suma que los alumnos no quieren perder mucho tiempo debido a los paros que vive actualmente la universidad y esto hace que nos atrasemos cada vez más”, indicó.


El licenciado en Comunicación Social y profesor universitario de la Universidad Católica Santa Rosa y de la Universidad Monteávila con 15 años de experiencia en la docencia, Alfonzo Mata, declaró que: “La calidad del aprendizaje no solo depende del profesor sino también del alumno, el aporte que hagan ambas partes (…) Si no existe proactividad, desde cualquier lado, jamás habrá aprendizaje. Por lo tanto, si hay estudiantes improductivos, flojos, también existirán profesores desanimados o los llamados piratas”.


El profesor añadió que la raíz del problema no está solo en el educador o el estudiante. “Por el lado de las instituciones, las universidades deben tomarse seriamente las indicaciones y procedimientos derivados de los organismos rectores de la educación en Venezuela. Dar fehacientemente cumplimiento a la Ley y categorizar los perfiles académicos de los aspirantes a docentes en las universidades, ya que es responsabilidad directa de sus autoridades en contratar personal de alta calidad y no profesionales cansados de la actividad pedagógica, que a la larga dañan no solo su imagen sino la de todo un gremio”, expuso.


Ruth Rodríguez, licenciada en Educación mención Lengua Castellana y Literatura con especialización en Planificación y Evaluación, manifestó que existen personas con poca ética en cualquier lugar del mundo y en todas las profesiones, pero no justifica lo que los profesores hacen con los alumnos. “Me parece que hacen un mal, no solo a esos estudiantes que tienen a su cargo, sino al país y a la humanidad entera. Como profesores tenemos el poder de transformar vidas e influir con la palabra y si ésta no es dada en las mejores condiciones, caemos en el error de impartir una educación incorrecta”.


Rodríguez agregó que quienes hacen este tipo de actos deberían dedicarse a otra profesión o desempeñar un oficio donde la educación no corra peligro. “Se necesitan docentes que amen lo que hacen y que tengan vocación, ganas de aprender todos los días de su vida y que se comprometan y responsabilicen por esta noble misión que tenemos”, opinó.


El Comunicador Social, Alfonzo Mata, concluyó que en Venezuela se ha vuelto cultura el libertinaje de los antivalores y la ofensa para dañar la imagen de cualquier persona. “Si hay alumnos malos el profesor será a su imagen y semejanza. Si hay alumnos excelentes el provecho será significativo porque las exigencias así lo indican. Mi punto de vista es que no hay profesores piratas ni alumnos malos", subrayó.

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